quarta-feira, 9 de setembro de 2009

La importancia del ejercicio anaeróbico

El ejercicio anaeróbico se compone de actividades breves basadas en la fuerza. Se caracterizan por ser ejercicios de elevada intensidad y corta duración. Gracias al ejercicio anaeróbico, la persona puede potenciar los movimientos contra la resistencia o de fuerza muscular tonificando el músculo y potenciar su contracción, lo cual contribuye en la mineralización de los huesos.

Los ejercicios anaeróbicos son habituales en los culturistas, quienes no buscan quemar grasas, sino utilizar el 100 % de su capacidad física en cuestión de segundos. Sus músculos generan tanto ácido láctico que acaban ganando un volumen descomunal.

Hay muchos tipos de ejercicios anaeróbicos:

El levantamiento de pesas: estimulan la coordinación, el equilibrio y permiten detectar los posibles desajustes o desequilibrios entre los segmentos corporales. Este tipo de ejercicio requiere de un aprendizaje previo con el que poder adquirir los conocimientos necesarios para poder ejecutar los ejercicios sin peligro.

Abdominales: los ejercicios realizados con el peso corporal pueden estimular grandes masas corporales trabajando elementos como la fuerza, la coordinación y el equilibrio respetando siempre las limitaciones físicas y corporales de cada individuo.

Ejercicios ejecutados con máquinas de fuerza: este tipo de ejercicios permiten trabajar local y específicamente cada parte del cuerpo como unidad, ofreciendo una gran seguridad en la realización de cada uno de ellos.

En general, cualquier ejercicio que consiste en un esfuerzo breve es un ejercicio anaeróbico: los sprints, los saltos, etc.

Os recomendamos que después de la realización de cualquier tipo de ejercicio anaeróbico hagáis un posterior trabajo de estiramiento de los músculos, lo cual permite mejorar la movilidad articular y la elasticidad muscular evitando la aparición de agujetas y posibles lesiones.

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